jueves, 24 de enero de 2019

Trascendencia de la Comunicación Hablada III


1.4 El poder de la palabra hablada


Las palabras son, antes que nada, las herramientas que se requieren para una comunicación efectiva, principalmente para aquellas profesiones en las que se trabaja más con la mente que con las manos. Un buen vocabulario convierte a la comunicación en un proceso más sencillo, permite decir exactamente lo que uno quiere, permite equiparse para comunicar, capacita para describir no sólo los pensamientos, sino además los sentimientos, puede incluso capacitar para hablar por cuenta de otros y ayuda a ahorrar tiempo al no tener que corregir los malos entendidos que se generan porque somos incapaces de dejar las cosas claras desde el inicio.

Si nos damos cuenta, las personas de éxito pueden presentarse ante multitudes, utilizando las palabras para conformar las opiniones de quienes los escuchan. Las palabras pueden estar entendidas como los elementos clave, que llevan el pensamiento a otras personas; al utilizarlas, las palabras nos pueden ayudar como leales servidoras o también traicionarnos.

En una investigación del Laboratorio de Ingeniería Humana en la Universidad de Harvard, al aplicar una serie de pruebas a diversos individuos buscando comprender la importancia del conocimiento de las palabras, se les pidió que, en una lista de cinco sinónimos para 150 vocablos, seleccionaran aquellos que tuvieran un significado más cercano a la palabra propuesta; los resultados fueron los siguientes: 300 nuevos preparatorianos, promediaron 75 errores; 750 nuevos universitarios, promediaron 42 errores, 1000 graduados de universidad, promediaron 27 errores; un grupo de profesionales académicos, promedió 8 errores y un grupo de hombres de negocios promediaron 7 errores.

Las conclusiones a que se llegaron en la investigación, por supuesto tuvieron que ver con la serie de correlaciones, no sólo con las variables de conocimiento de las palabras y el grado académico de los individuos, sino también con aquellas que se destinaban a saber el puesto de las personas que se dedicaban a los negocios, el sueldo, la carrera cursada, la escolaridad de los padres, etc. Sin embargo, se pudo notar que los individuos manejan el vocabulario de acuerdo con sus necesidades y dependiendo de su contexto de actividad; la amplitud del vocabulario puede dejar mejores resultados quizás en aquellas personas que lo van a utilizar como una herramienta de trabajo, mejor que para aquellos que no lo utilizarán.

Pero, ¿cómo obtener un mejor vocabulario? Una forma directa para lograrlo es acercándose más a la lectura. Las personas que leen frecuentemente tienen mejor dominio del lenguaje, no es coincidencia que incluso manejen mejor sus habilidades de conversación y de escritura.

También hay que pensar que las palabras deben utilizarse para mejorar nuestro lenguaje, no para presumir de que conocemos muchos términos, las denominadas “palabras mayores” tienen poco que ver con la conversación cotidiana; la mejor comunicación es aquella que se muestra clara y sencilla, sin necesidad de impresionar. El uso deliberado de cualquier palabra y hacia quien la pronuncia, haciendo que el mensaje no se entienda por completo.

Un orador exitoso es quien logra impresionar al auditorio por el contenido de los mensajes y no por lo extenso del vocabulario empleado, pero siempre es bueno tener en nuestro repertorio aquellas palabras que parezcan más adecuadas al mensaje que queremos expresar.

También debemos considerar que cuando nos comunicamos con palabras, sólo estamos utilizando un elemento de nuestra gama de comportamientos comunicativos, en realidad no podemos dejar de comunicarnos por un instante. La actitud corporal subraya, muchas veces, lo que estamos comunicando verbalmente por lo que es importante demostrar seguridad al emplear un vocabulario acorde con lo que es importante demostrar seguridad al emplear un vocabulario acorde con lo que decimos y con nuestras actitudes.

Para mejorar, en general el vocabulario, lo único que tenemos por hacer es practicar con exposiciones y pláticas cotidianas sobre temas que nos interesan o sean de actualidad.

Una práctica medular de la expresión oral, es desarrollar el hábito de tomar nota de:

 Las  ideas que pasen por la mente sobre cualquier tema y que en un momento dado servirán para alguna exposición.
  •  Conceptos interesantes que leamos en la prensa.
  • Conceptos interesantes que oigamos en la televisión.
  • Ideas que se desprenden de una conversación ajena.
  •  Conceptos que de pronto surjan impensadamente de nuestra boca.
  •  Ideas de opinión ante los acontecimientos actuales en los lugares donde realizo mis actividades cotidianas (escuelas, casa, empleo, deportivo, etc.)
  •  Sucesos que ocurren a nuestro alrededor y consideremos importantes (noticias, reglamentos, ambiente, etc.).


Hay temas que se pueden trabajar, tanto para adquirir práctica como para acumular material, a fin de desarrollar una habilidad de expresión sobre cualquier área de conocimiento.


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